martes, 16 de julio de 2013

Las monturas del Libertador


Mientras el Libertador estuvo por estos lados de Angostura y el Orinoco utilizó tres caballos de buena alzada y briosos: uno amarillo, otro mosqueado y Palomo que le regaló Casilda y con el cual terminó de cruzar el páramo de Pisba para libertar a la Nueva Granada.
         El caballo de pinta amarilla era el que supuestamente amarraba bajo la sombra del Tamarindo de la Casa de San Isidro y con el que despertaba en las mañanas trotando por la Laja de la Llanera  y los extensos Morichales de la ciudad.
         Este ejemplar amarillo, se extravió en estampida al sufrir un impacto de bala disparada en el Rincón de los Toros por uno de los efectivos del comando realista, encabezado por el Capitán Tomas Renovales, para asesinar al Libertador.
         Afortunadamente, el atentado no se consumó aunque murieron el sacerdote Julián Prado, el coronel Mateo Salcedo y el defensor de Piar en su juicio, coronel Fernando Galindo.  Pero Bolívar perdió no sólo el caballo amarillo sino también uno mosqueado que le había regalado el General Manuel Cedeño, siendo Gobernador y Jefe Militar de la Provincia de Guayana.
         Bolívar no podía estar sin sus caballos y el 5 de mayo de 1818, año fatal para la campaña del centro, escribe desde San Fernando al General Manuel Cedeño diciéndole que “el caballo que Vd me regaló se perdió en San José, y lo ha encontrado un mozo llamado Victorio, hermano de otro llamado Pedro, que trabaja en el Totumo.  El comandante Segarra debe conocer al tal mozo Victorio, porque lo ha enviado muchas veces de posta a Calabozo.  Este mismo mozo le ha dicho a una criada mía que él ha encontrado el caballo, y que lo tenía para entregármelo.  Mande Vd pues, a solicitarlo, y que lo traigan a Calabozo.  El comandante Reyes Valor debe saber de mi caballo amarillo que salió herido el día de la acción, y lo encontró mi edecán Ibarra cuando fue al reconocimiento; ya que debe estar casi bueno y yo lo necesito, mándelo Vd  a buscar también”
Bolívar tuvo un tercer caballo: Palomo, destinado para él desde su  nacimiento por la  señora Casilda, campesina de Socha en la provincia de Tunja, quien  lo había soñado con el Libertador jineteándolo invencible en los campos de batalla.
“Se lo he cuidado con esmero y aquí lo tiene usted, sólo es manso de cabuya, General, porque yo no he consentido que nadie le ponga silla.  Se llama Palomo porque es blanco y hermoso como una paloma”  Expresó la campesina al tiempo que recibía del Libertador un abrazo efusivo y esta respuesta: “Pues bien, Casilda, voy a montarlo ahora mismo para empezar a hacerme invencible”.

Con Palomo, el Libertador estuvo en Carabobo y realizó toda la Campaña del Sur hasta su entrada en Cuzco. El caballo indómito, blanco, que se supone sea en memoria de Palomo, aparece en nuestro Escudo Nacional, en su tercer cuartel azul, vuelta la cabeza a la derecha como emblema de la independencia y de la libertad.  Pero el 9 de marzo del 2006 el gobierno del presidente Hugo Chávez Frías por medio de la Asamblea Nacional Venezolana reformó parcialmente la Ley de Bandera Nacional, Himno Nacional y Escudo de Armas de la República de Venezuela (hoy denominada República Bolivariana de Venezuela) publicadas en la Gaceta Oficial número 38.394.  Y en el cuartel inferior azul aparece la misma  figura del caballo blanco indómito pero galopando hacia la izquierda de quien observa y mirando hacia delante, adoptándose para tal efecto la figura del caballo contenido en el Escudo de la Federación, de fecha 29 de julio de 1863.

1 comentario:

  1. Magnifica anécdota eciestre del valiente Libertador. Muchas Gracias.

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