miércoles, 3 de julio de 2013

La educación secundaria en Guayana

La educación secundaria en Ciudad Bolívar tuvo un parto retardado y difícil.  Francisco de Paula Santander que en 1818 conoció y vivió en la antigua Ciudad Bolívar que era Angostura, quiso dotarla de un Colegio de Educación Secundaria que a la vez abarcara el nivel de las primeras letras, de suerte que cuando Bolívar inició la Campaña del Sur y lo dejó encargado de la Presidencia de Colombia de la cual Guayana formaba parte, materializó ese propósito dictando el 27 de octubre de 1824 un decreto de 13 artículos.
            El decreto disponía un Colegio Federal con sede fija en Santo Tomás de Angostura con una escuela de Primeras letras por el método lancasteriano, cátedras de gramática, de latinidad y filosofía.
            El Gobierno de Colombia destinó como sede del Colegio el Convento de los Franciscanos que por estar en las afueras de la ciudad resultó inconveniente. Receptivo,  Santander, encargado de la Presidencia de Colombia, dispuso entonces se permutara a la Diócesis el Convento por la casa donde se había reunido el Congreso de Angostura y el cual pertenecía a la Diócesis para la época grancolombiana. El avaluó del Convento fue de 26.243,49 pesos y el de la Casa del Congreso, 12.715,37 pesos. Pero como transcurría el tiempo y el Colegio no se instalaba por falta de recursos económicos y profesionales, Monseñor Mariano de Talavera y Garcés, administrador apostólico de la diócesis de Guayana, logró que le cedieran temporalmente el edificio para establecer allí un Seminario, pero en eso vino la separación de Venezuela de Colombia y el Colegio aunque tardíamente, terminó instalándose allí, el 24 de junio de 1840, luego de una reformulación del decreto anterior por otro del Gobierno de Páez del 8 de abril de 1834.
            No obstante que el Colegio fue objeto de un nuevo decreto en 1834, volvió a sufrir tardanza su instalación debido a las mismas dificultades anteriores, sólo resueltas en el curso de seis años por una Junta de Rentas que logró reconstruir el edificio que se hallaba en muy malas condiciones y asegurar ingresos fundamentados principalmente en las rentas que le producían los arrendamientos de los terrenos para hatos de las antiguas Misiones del Caroní que el Gobierno Nacional había adjudicado al Colegio para su usufructo.
            Los catedráticos que el Colegio requería no fue posible lograrlos en Caracas ni en otras partes del país. Los académicos parecían temerles a una ciudad tan cerca de la selva y consecuencialmente amenazada por zoonosis como el paludismo y la fiebre amarilla, por lo cual hubo que echar mano de los recursos habidos entre los vecinos de la misma ciudad.
            De manera que el Colegio arrancó sin Rector. Sólo con el catedrático de castellano, Andrés Eusebio Level de Goda, hijo del primer Rector del Colegio de Cumaná, haciendo las veces de Vicerrector, el catedrático de latinidad, Pbro. Rafael Cortés y 30 estudiantes. El Colegio no tuvo Rector sino a partir de 1842 cuando el Gobierno logró contratar al catedrático Elías de Valenzuela, quien inició el curso de filosofía previsto para completar la secundaria.
            Los estudiantes se dividían en dos clases: alumnos, los internos y escolares, los externos. Los primeros pagaban cien pesos anuales y los segundos no estaban obligados, pero podían contribuir espontáneamente. En este Colegio de índole nacional se permitía la escuela provincial de primaria letras, ya privada o dependiente de la municipalidad.

            

1 comentario:

  1. Excelente como todas tus publicaciones amigo Américo. Espero que esto haya sido una especie de abreboca y sigamos leyendo la continuación de este recorrido.

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