Después de la
novedad del cinematógrafo llegó también el cable telegráfico subfluvial, pues
hasta comienzos del siglo pasado, los mensajes telegráficos de los bolivarenses
para poder llegar a cualquier parte del país, debían vadear el río en curiara
hasta la estación de Soledad porque hasta entonces no había manera de salvar el
río con la línea de la llave Morse. Para los bolivarenses el cable subfluvial
al igual que el cinematógrafo, todavía en estado incipiente, era el mejor
regalo del siglo veinte que comenzaba justamente en 1900 y no en 1901 como
sería el criterio de hoy.
Fue por lo que el 27 de diciembre de
1900, el entonces Presidente del Estado Bolívar, general Lorenzo Guevara,
decretó un programa especial para recibir el Siglo XX y el cual comprendía,
además de las festividades cristianas tradicionales, la inauguración de algunas
obras públicas, entre ellas, los trabajos de pavimentación con baldosas de las
avenidas de la Plaza
Bolívar , la bendición del Oratorio Público de San Antonio por
Monseñor Antonio María Durand y la inauguración del Cable subfluvial entre
Ciudad Bolívar y el resto del país, eliminando a Soledad como estación terminal
o punto de contacto. Lo que hizo comentar a la gente “ahora los mensajes no andan en
curiara”.
El
jefe de la estación del Telégrafo Nacional, señor Rodríguez Santaellla,
dijo entonces, que gracias a este cable la comunicación quedaba directa con la Capital de la República y a través de
ella con Coro y Maracaibo y que ese mismo día había sido recibido el primer
telegrama desde Coro, por lo que a partir de ese momento los
mensajes no tardarían días, antes de ser entregados a su destinatario.
El cable subfluvial tuvo vida útil
hasta 1920 que el Gobierno Federal resolvió salvar la barrera del Orinoco con
tres grandes torres que sirvieran de soporte al tendido del cable conductor de
la señal Morse.
El Luchador del 15 de enero de 1920
informa sobre los trabajos de instalación de tres altas torres, una en Puerto
Blohm de Ciudad Bolívar, otra sobre la Piedra del Medio y la tercera en la ribera
opuesta de Soledad. Las torres con una altura de 30,20 metros fueron
instaladas por los ingenieros H. Gibson,
Federico Crispín y el alarife Alejandro Sutherland.
El Telégrafo había llegado primero a Soledad que a Ciudad Bolívar
debido al Orinoco, la cual se salvó posteriormente con un cable subfluvial y
finalmente en 1920 con la instalación de estas
tres torres.
Originalmente, los
citadinos bolivarenses debían enviar su mensaje a la Estación de Soledad cada
vez que necesitaban comunicarse con Caracas. Pero el Estado Bolívar como
entidad federal tenía un servicio telegráfico interno que terminó de construir
en 1885 el Gral. Manuel M. Gallegos, a quien el Gobierno Nacional le había
contratado levantar 10 leguas de líneas telegráficas para poner en comunicación
a Ciudad Bolívar con el resto del interior del Estado.
En 1921 se instaló en
Maracay la telegrafía inalámbrica y muy pronto se extendió a otras ciudades de
Venezuela, incluyendo a Ciudad Bolívar que incluso la prolongó en febrero de 1940 a Puerto España. Los
servicios fueron mejorando y perfeccionándose hasta complementarse en 1943 (5
de abril) con el servicio Radiotelefónico.
La radiotelegrafía y el
discado a larga distancia terminaron con la utilidad de las tres Torres que al
fin desaparecieron dejando una especie de nostalgia, especialmente la del Puerto
de Blohm, donde cotidianamente se situaba un chichero y se montaba
cuando muchacho Eduardo Viamonte (Melgar) para descargar sus torrentes de voz
cantando Granada del otrora famoso Agustín Lara.
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