lunes, 15 de abril de 2013

Pedro Monasterio y el oro de Guayana


 

            Entre los descubridores de los yacimientos auríferos del Yuruary figura Pedro Monasterios Soto, bisabuelo de Rafael Monasterios, pintor venezolano a quien la GAN homenajeó cuando cumplió 100 años de su nacimiento al igual que el Museo de Barquisimeto con una exposición selectiva de sus obras.  Pedro Monasterios antes de internarse en la selva del Yuruary, había estado en Angostura como edecán del general José Laurencio Silva y, posiblemente entonces lo picó el prurito de El Dorado, pues tan pronto cesó la campaña libertadora que lo llevó hasta Guayaquil, regresó a Nueva Granada en 1830 donde adquirió conocimientos prácticos de mineralogía.  Luego se vino a su natal Caracas, pasó a Barquisimeto y finalmente se trasladó a Guayana por la vía de San Fernando de Apure.  Como lo haría después Lucas Fernández Peña hasta fundar y quedarse en Santa Elena, Monasterios buscaba oro, pero sin bastimento, en una zona desolada y agresiva, tuvo que regresar a Barquisimeto.  Pero su proeza, porque era una hazaña entonces internarse en la selva, convenció a los guayaneses de la existencia de ricas minas auríferas en el Sur que llevan ya más de 140 años explotándose y cada vez en cantidades superiores.  Una hoja impresa de 1850 testimonia la presencia en Tupuquén de Monasterios, quien murió el 18 de agosto de 1868 en la más completa pobreza.  50 onzas de oro entonces valían poca cosa.  Con el precio de hoy, ayer le habría sido una fortuna.

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