martes, 2 de abril de 2013

El dragón de los raudales del Orinoco


            Quien haya ido a la escuela difícilmente ignore la existencia de Atures, un raudal inmenso en el que seguramente pudo inspirarse la figura del periódico ofrecida como torrente que crece con la resistencia.  La zona abrupta y pedregosa de Atures atravesada en río como un dique consigue aumentar la fuerza del Orinoco en forma tal que el resultado es una explosión de violencia que achica y enmudece al más valiente.  Mapara o Adules le dicen los indios Maypure y los misioneros lo configuran con el mitológico y terrible Dragón, protagonista de numerosas leyendas y películas en las que siempre resulta vencido, especialmente si quien suele enfrentarlo ostenta los poderes milagrosos de San Jorge, San Miguel o Santa Marta.  Los expedicionarios que desde la época de la conquista hasta noviembre de 1951 se afanaron en buscar  las fuentes u origen del Río Padre, se encogían de temor ante ese innavegable obstáculo de los Raudales de Atures y Maypure.  José Solano, comisionado de límites, remontando el Orinoco en 1756 casi es convencido por los sacerdotes jesuitas para que desistiese de la temeridad de pasar los raudales, por lo menos, en sus barcos.  Pero el expedicionario  fingió un día ir a pescar y sin que misioneros e indígenas se percataran realizó la proeza de atravesar los raudales y dicen las crónicas de la época que el Padre Superior de los jesuitas, al conocer la noticia, dijo a Solano:  “Me alegro que haya usted sujetado al Dragón mientras estaba dormido que al despertar con las crecientes ha de bramar por hallarse burlado”.

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