El talante del Gobernador Manuel Garrido Mendoza, inspiró simpatía desde el mismo momento de la toma de posesionó
de la Gobernación. Los bolivarenses se
sintieron atraídos por aquella figura alta y magra luciendo en la parte
superior de los labios unos bigotes largos, abundantes y poblados.
Todo
el mundo tenía que ver y para diferenciarlo del común de los bigotes empleaban
el vocablo italiano mostaccio (mostacho) recordando tal vez al venado de
matacán o aquel personaje, Bartell D´Árcy,
de la novela Los Muertos, del escritor y poeta irlandés James Joyce, que
cantaba ópera en el Theatre Royal.
Se
me ocurre que este personaje de Joycee ha debido parecerse a nuestro paisano
bolivarense José Sambrano Ruiz, un ex
gerente de la CANTV ,
a quien los citadinos preferían reconocer como “Bigote Eléctrico”,
cognomento que creo le habría venido más acertadamente a Mario Moreno
Cantinflas.
Lo
cierto de todo esto es que a una de las bombas diamantíferas del Guaniamo los
mineros la bautizaron con el nombre “Los Bigotes del Gobernador”. El diario El Nacional se ocupó del asunto y
hasta el doctor Márquez Bustillos fue recordado a propósito, sólo que este
funcionario de confianza del General Juan Vicente Gómez tenía los bigotes
puntiagudos o vibrisas como un morsa del Pacífico.
Muchos
bolivarenses siguieron la moda del Gobernador, entre ellos, el Presidente de la Asociación de
Ejecutivos, doctor Ramón Castro Mata, aclarando cuando un periodista le
preguntó que “antes que imitar al Gobernador, yo diría que imito más bien a mi abuelo que
los usó antes que él”.
En
esa ocasión, queriéndole salir al paso, la señorita Malvina Rosales, la primera
guayanesa en usar pantalones y que trabajó en una oficina pública, dijo que si
los mostachos vuelven ella resucitaría el rígido abanico de conchas, pese al
ventilador y al aire acondicionado.
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