El Presidente de
la República, Cipriano Castro, no concebía las cárceles vacías pues consideraba
un peligro. Así lo reafirmó cuando en
1905 visitó Ciudad Bolívar durante tres días.
En esa ocasión se hospedó en la antigua casa mercantil de los Dalla
Costa que había sido convertida en sede de la Aduana. Allí los bolivarenses conocieron por primera
vez la luz eléctrica generada por una pequeña planta que se trajo de Caracas.
El último día de su estada, domingo 30, Castro asistió a un Te Deum oficiado por el
Obispo Antonio María Duran y en el que habló el presbítero Dr. Nicolás E.
Navarro, Rector del Seminario Metropolitano de Caracas, quien vino expresamente
con ese objeto. Luego hubo una recepción
oficial para saludar a los representantes de las instituciones locales. Seguidamente se organizó un paseo por el
Orinoco a bordo de los vapores Delta y
Apure, en los cuales embarcaron unas 800 personas. El paseo fue hasta las bocas del río
Marhuanta, a dos leguas de ciudad Bolívar.
Un vapor de guerra al mando del general Delgado Chalbaud que venía de escolta
del Presidente, se hallaba fondeado en San Félix. El Delta
y el Apure, anclaron en La Peña
de Soledad, donde tenía su vivienda Pedro Mariño. Allí hubo una ternera que terminó a las tres
de la tarde cuando Castro regresó para estar presente en los toros coleados en
una improvisada manga construida en La Alameda.
Finalmente, el General montó un caballo y se puso a trotar por los
alrededores de la ciudad.
Para Cipriano Castro, dejar las cárceles
vacías representaba un peligro.
Por lo menos, esto fue lo que le respondió a un grupo de damas
bolivarenses que le suplicaron la liberad de los presos políticos que todavía
permanecían en la Cárcel colonial de Angostura después de la Batalla de Ciudad
Bolívar.
Era el último día de Cipriano Castro
en Ciudad Bolívar y estaba previsto un Críquet-mach ofrecido por “Venezuela
Criquet Club” que al final no se dio.
Lo que si se dio fue un homenaje del Concejo Municipal en el Hotel
Decori y un lunch en el “Club Unión Comercial” después de
una Revista Militar en la Plaza Miranda, frente al Capitolio. Luego de la revista, el general Castro fue
conducido por Santos Palazzi, Luis Godoy, Julio Tomasi, José Acquatella, Emilio
Uncein, O. Grossmann y José Ortiz. El
banquete fue ofrecido por el doctor Luis A. Natera Ricci, Presidente de la Municipalidad.
Castro, se despidió de los
bolivarenses el 3 de mayo a bordo del vapor Apure. Mientras estuvo en Ciudad Bolívar, su esposa,
la cucuteña Zoila Rosa Martínez, bella y huérfana, permaneció en la isla de
Trinidad.
Antes de irse, Castro, visiblemente
emocionado por el caluroso recibiendo que le tributaron los bolivarenses,
aceptó las súplicas de poner en libertad a los adversarios de su gobierno,
generales Simón Tabares, Pedro A. Romberg y Agustín Barrios; coroneles Ladislao
Rosales, José Vallenilla Marcano y Toribio R. Prospert; civiles doctor Luis
Felipe Vargas Pizarro y Ascensión Rojas Vásquez. Finalmente accedió derogar el decreto de
expulsión que pesaba sobre el comerciante Merisso Palazzi.
Quedaron más presos en la Cárcel
colonial, alegando ante una misión de damas que “sería peligroso dejar las
cárceles vacías. Además, esos presos no
son míos. Son prendas de seguridad de la
República, siempre dolorosas, pero siempre también necesarias al orden de su
sistema, a la moral de sus costumbres, al decoro de su nombre”. Castro llegó el 15 de mayo de regreso a
Caracas después de visitar Carúpano, Cumaná y Margarita, abrumado de discursos,
bailes, toros coleados, Champagne y arcos de triunfos. (En la foto la vieja cárcel de Ciudad Bolívar)
Que sabroso leer esto y enterarse de la historia que núnca nos enseñaronen la escuela! Me da mucha curiosidad saber donde quedaban el Hotel Decori y el Club Unión Comercial, existiran todavia las fachadas o habra registro fotográfico? Vivo en el Sector La Alameda, ahora por donde pase me estaré imaginando esa Manga de Coleo improvisada así como los grandes vapores surcando el Orinoco. Gracias por este artículo!
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