En diciembre de 1914 comenzó a construirse el Circo de Víctor Monedero entre la falda del Cerro del Chivo y la
orilla del Orinoco. Que el circo estuviese cerca del río era importante toda
vez que el ganado casi siempre venía en transporte fluvial. El circo fue hecho
de concreto armado, pero poco acabado. Para orientar al aficionado en víspera
de una lidia bastante promovida, un cronista taurino publicó el 30 de abril de 1915
esta nota:
“Advertimos que el actual circo yace a la falda poco sedeña de la
ríspida Laja del Chivo, que disfruta de un pavimento poco afelpado, y bueno es
que la empresa haga acopio de árnica, y si es posible pueda mandar a preparar
en la Botica Vargas
el decisivo Bálsamo de Fiebrás, cuya útil receta nos ha trasmitido el buen
Sancho. Contamos con que el Maestro hará esa tarde prodigios de toda suerte
para dejar bien sentada su reputación mundial de coraje en la tierra de Heres.”
El 2 de mayo se efectuó la corrida con Joaquín Briceño (El
Trompa), acompañado de Paco, El Pintor,
Boca Negra y del banderillero José Teperino.
La corrida publicitada como monumental fue un fracaso a juzgar por
las crónicas de entonces. Se ofrecieron cinco reses traídas del Fundo “La
Tigra ,” de las cuales una sería estocada. Muy rara vez se
mataba el toro en faena. Para los bolivarenses lo más importante entonces era
la lidia, capear y dar pasos de verónicas. Entonces había dos escuelas taurinas
en la España
de Pedro Romero, introductor de la muleta en la Plaza Ronda : la
pinturera de Sevilla que se complace en jugar con las fieras burlándose con
fintas y capotazos y la rondeña de Pepe Hillo, sobria y dramática.
El 17 de julio de 1949, Cayetano
Ordóñez (Niño de la Palma )
y Pedro Rivero (Pedrucho de Canarias), dos figuras taurinas de renombre,
torearon por primera vez en Ciudad Bolívar, no en el ya tradicional Circo
Monedero, sino en el Estadio Heres, recién inaugurado en la Avenida Táchira.
Cayetano Ordóñez era el padre de
Antonio Ordóñez, que también fue gran figura, torero de mucha clase y a quien
García Lorca dedicó aquel poema que decía: “Era de Ronda y se llamaba Cayetano…”
Lo cumbre de esta visita del torero
hispano es que un guayanés de Perro Seco le robó el show.
Eduardo Melgar era entonces un mozalbete aficionado que
practicaba en los corrales con los toros que iban a sacrificar en el Matadero
Municipal Su maestro era un novillero
valenciano que trabajaba como portero
del Liceo Peñalver.
Cuando Melgar supo que había llegado
Cayetano se fue al hotel donde hospedaba y se presentó diciéndole a aquel señor
calvo, de porte señorial, todo extrañado: “Yo
soy el torero de aquí y vengo a hablar con usted porque quiero torear”. Cayetano lo miró de arriba abajo y asintió: “Tu
vas a torear entonces con nosotros el domingo”.
Llegó la tarde del domingo con las
gradas del Estadio repletas. Eduardo
vestía una chaqueta corta combinada con pantalones cortos y zapatos de
goma. Salió al ruedo y se hallaba en el
burladero cuando Cayetano le tanteó el primer animal y lo invitó a torear, Aquello fue memorable, el guayanés dando
pases de rodilla y en todas formas a aquel toro frente a un Cayetano atónito
por lo que estaba viendo.
Entonces como Eduardo se estaba
robando el show, Cayetano se le acercó y le dijo: ”Bien, ya está”, Pero Eduardo le hizo un desaire, lo
empujó y Ordóñez lo reprendió: “¿Sabe usted con quien está hablando? ¡Yo soy Ordóñez!”. Eduardo comprendió la situación y cedió, pero al final el público lo cargo en hombros
a lo largo de la
Avenida Táchira.(AF)
No hay comentarios:
Publicar un comentario