martes, 4 de junio de 2013

El Banco Royal llegó primero


Los bolivarenses, ajenos al servicio bancario de nuestros días, acostumbraban tradicionalmente guardar el dinero en botijas y rústicas cajas fuertes, también bajo los colchones o confiándolo a casas mercantiles que hacían las veces de banco como Dalton y Blohm, de manera que cuando el 17 de abril de 1917, se estableció el Banco Royal of Canadá en Ciudad Bolívar cuya central funcionaba en Caracas desde el 2 de octubre de 1916 resultó una interesante y curiosa novedad, dentro del problema que se venía planteando por la forma como se comerciaba, exportaba y transportaba el oro que se explotaba en las minas de El Callao.
            El sistema financiero nacional apenas estaba formándose en Venezuela, paralelamente con la inversión de capitales foráneos y las primeras filiales de los grandes bancos internacionales como el Royal que llegaba a Ciudad Bolívar y se instalaba en el inmueble de dos plantas que hace esquina con el Paseo Orinoco y la Calle Dalla Costa.

            Gerente de la sucursal de Ciudad Bolívar fue nombrado H. P. Urich; Contador Cristiano Vicentini, a quien se le acababa de ahogar su hermano César que era diputado al Congreso, en el balneario de Macuto; Oscar Monagas, cajero, José Ángel Ruiz y Ramón Iturbe, oficiales auxiliares de oficina.
            Posteriormente se establecieron las sucursales del Banco de Venezuela en la casa de dos plantas que fue establecimiento mercantil de los Hermanos Palazzi y del Banco Agrícola y Pecuario en el inmueble también de dos plantas, propiedad de Manuel Torres García, entre las calles Bolívar y Dalla Costa.
            Estas tres sucursales bancarias estuvieron durante mucho tiempo cubriendo las necesidades de la economía bolivarenses, por lo menos, hasta que comenzó la expansión bancaria venezolana con los siete consorcios privados (Banco de Venezuela, Banco Unión, Banco Mercantil, Banco Provincial, Banco de Maracaibo, Banco Latino y Banco Consolidado.

            Cabe destacar que en el Banco Royal of Canadá, absorbido después por el Banco Internacional y éste por el Banco Mercantil, prestó servicio Alejandro Otero (en la foto), siendo un muchacho, y sin presentir tal vez lo que sería más tarde: un artista plástico y creador de estructuras metálicas dinámicas de proyección internacional como la Torre Solar de Guri.

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