Durante la
última década del siglo diecinueve y parte del veinte, un Brujo de La Canoa , caserío rural de
Soledad, dominó la parte supersticiosa de la sociedad bolivarense. Se llamaba
Juan José Yaguarín, o simplemente el “Brujo Yaguarín” famoso porque
virtualmente lo curaba todo con un
preparado de Alcornoque y raíces de Arestín acompañado de ciertas
oraciones. Según testimonios de la época, Yaguarín falleció en febrero de 1918 a la edad de 80 años y
era un verdadero realizador de milagros en el oficio de la curandería por arte
de encantamiento. Yaguarín no cobraba y su fama se extendió por todo el país.
Lo sustituyó su ayudante Antonio Guatarrama, a quien instruyó en el conocimiento
de las propiedades medicinales de las plantas.
En
Tumeremo, enero de 1918, un charlatán usurpó el nombre de Yaguarín y fue
policialmente detenido, acusado de haber estafado a numerosas personas con una
terapia botánica que nunca llegó a ser efectiva.
Lo cierto
es que debido al alto costo de las consultas médicas, la mala atención en los
hospitales y el alto precio de los medicamentos, se observa un vuelco de la
población hacia la medicina a base de productos naturales, bien, prescriptos
por verdaderos profesionales de la medicina o por brujos de cierta fama como
los casos ayer de Yaguarín en La
Canoa y de Abilio en el kilómetro 88.
Mi vecina
que agotó todos sus recursos acudiendo a la medicina científica tratando de
encontrar cura efectiva para el asma de su niño, ahora nos dice que le va bien
con la receta de un brujo naturista que le indicó sábila mezclada con jugo de
limón y miel. Un deportista nos confesó haber ayudado a un amigo mejorar su
artritis con un tipo de arte marcial llamado Shiatsu mientras un campesino de nombre Julio Guevara, asegura
haberse curado con Mapurite, no el animalito sino la planta llamada también
Anamú.
Dado que
últimamente el mercado ha sido saturado de productos naturales, unos con fines
cosméticos, otros con fines ceremoniales folclóricos y los más con fines
terapéuticos, autoridades sanitarias han advertido que tales productos, si no
figuran en la farmacopea venezolana, sólo podrán ser vendidos en
establecimientos distintos a los farmacéuticos, en forma original, ya contengan
una sola especie botánica o mezcla de plantas o de partes de ellas, así como
también en forma de extractos, tinturas, destilados, infusiones, decocciones y
polvos solubles, una vez obtenido el registro sanitario.
La práctica de la brujería en
Venezuela es libre, se tolera, y el Código Penal no la contempla ni como delito
ni como falta. Sin embargo, puede ser castigada cuando se comprueba que con
ella se ha sorprendido la buena fe de la gente. En este caso, la Policía puede
allanar centros de brujería donde se estafe a la gente incauta y se le exponga
al riesgo de intoxicaciones mediante la ingestión de brebajes y pócimas de
presuntos efectos milagrosos.
La Organización Mundial de la Salud aprueba y promueve la Medicina Tradicional y las Terapias Alternativas. En Venezuela se ejercen legalmente. Léase:
ResponderEliminarhttp://www.who.int/topics/traditional_medicine/definitions/es/
http://terapias-complementarias-venezuela.blogspot.com/