El Territorio
Federal Yuruary, nutrido por la economía del oro calloense, estuvo durante
muchos años dominado por dos caudillos castristas: el General Santiago Rodil,
Gobernador del Territorio Federal Yuruary, y el General Anselmo Zapata, y como
uno de los dos sobraba en un lugar tan pequeño y bucólico como Guasipati,
capital del territorio y a escasos minutos de las compañías del oro,
resolvieron el problema en la plaza mayor.
Sobrevivió Zapata, mientras que Rodil quedó tendido a causa de cinco
balazos.
Santiago Rodil era tataranieto en
cuarta generación de Juan Álvarez Rodil,
padre de María de Jesús Rodil, esposa del General Tomás de Heres, prócer de la
independencia sudamericana. El
Gobernador del Territorio Federal Yuruary, durante el Gobierno de Cipriano
Castro, estaba reputado como hombre recio, culto, de barba rojiza y agradable
talante, pero tal vez por su ascendencia no le caía bien al General Anselmo
Zapata Ávila, menos en un cargo público que él también aspiraba, dada su
manifiesta fidelidad al Gobierno.
Zapata, como casi todos los caudillos llaneros de su tiempo, era
hombre de escasa instrucción y cultura, pero respetado por su reciedumbre,
desafíos y arrestos de general de montonera. Se le cargaban unos cuantos
muertos y era vox populi que estaba ensalmado contra las balas y los
maleficios. De allí que haya salido airoso en duelos como los sostenidos con el
poeta Antonio José Calcaño Herrera y con su propio hermano Simón Zapata Ávila.
Lo cierto es que el día del duelo con el General Santiago Rodil, el
General Zapata, quien vivía en El Callao, llegó a Guasipati acompañado de los
coroneles Tomás Aquino y Alejandro Cardozo, aparentemente, a provocar al
Gobernador, quien vanamente instruyó a un policía para desarmarlos. El desenlace fue un duelo personal entre
Zapata y Rodil, en el que, finalmente, intervino dándole forma de
agavillamiento: el coronel Tomás Aquino, disparándole a la cabeza para dejarlo mortalmente
herido y sin que nada pudiera hacer el médico J. M. García Parra, quien se
hallaba en el Yuruary.
Zapata estuvo poco tiempo en la Cárcel y prácticamente lo salvó la Guerra Libertadora
y su cuadratura con 200 hombres al lado del Gobierno de Castro, quien lo premió
con la Gobernación
del Yuruary que al fin y al cabo era lo que aspiraba. Después se cuadró con Juan Vicente Gómez y
siempre tuvo segura la
Vicepresidencia de la Gobernación del Estado Bolívar por unos cuantos
trienios.
No se queda atrás entre los
caudillos bolivarenses, el general Zoilo Vidal, mejor conocido como “Caribe Vidal”, militante de la causa del general José Manuel
(Mocho) Hernández y tanto él como su padre Florentino Vidal estuvieron a su
lado en la Batalla
de Orocopiche y Buena Vista (1892) en apoyo a la Revolución Legalista
que desde su hacienda El Totumo en Guárico lideró hasta llegar al Poder el
general Joaquín Crespo.
Al lado del Mocho Hernández estaba
cuando éste se alzó contra el Gobierno de Ignacio Andrade luego que le fue
arrebatado el triunfo al Partido Nacionalista con el cual planeaba llegar a la Presidencia de la República. El desenlace fue la batalla
de Queipa donde Joaquín Crespo en defensa del gobierno de Andrade perdió la
vida aunque ganó la batalla y Hernández fue capturado y reducido junto con
Zoilo Vildal en la Rotunda.
Andrade, al final, es derrocado por
la revolución de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez desde el Táchira. Castro lo libera y lo nombra Ministro de
Fomento, pero a pocos días Hernández renuncia y se va a la oposición con las
armas. Es capturado y llevado preso al
castillo de San Carlos. Zoilo Vidal
quedó comandando un grupo guerrillero en Guayana. (En la foto Zapata y Zoilo Vdal)
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