El General
Celestino Peraza, el autor de “Los Piratas de la sabana” y “Leyendas
del Caroní”, guariqueño, durante muchos años internado en las minas
auríferas del Yuruari donde tenía concesiones y tiempo bien administrado para
sus ejercicios intelectuales, fue amigo de Cipriano Castro y como tanto otros,
incluyendo a su compadre Juan Vicente Gómez, se le volteó y se le alzó con las
armas en las manos y disidente al fin, armado y activo, tuvo que ser perseguido
a sangre y fuego hasta ser capturado y conducido a prisión.
Efectivamente, nos cuentan que en un
rancho de paja de Felipe Bayola, fue capturado en mayo de 1901 luego de
alzarse con ochenta hombres armados contra el Gobierno de su otrora amigo
Cipriano Castro. Días antes, dos de sus
hombres de confianza, los generales Rómulo Mannuit e Ismael Ovalles, también habían corrido la
misma suerte. Los tres fueron internados
en la Cárcel
colonial de Ciudad Bolívar y enviado luego al Castillo de Puerto Cabello.
Celestino Peraza, militar, escritor
y político, nativo de Chaguaramas (1850), estuvo vinculado a Guayana, asentado
en la región del Yuruary, cuando ésta era territorio federal. Ostentaba una concesión aurífera extensa que
llegaba hasta el Cuyuní la que no llegó a explotar.
No estuvo de acuerdo con la Revolución Legalista
de Joaquín Crespo que tuvo como aliados exitosos en Guayana al Mocho Hernández
y Domingo Sifontes. Para hacerse sentir
y difundir sus ideas opositoras, adquirió una Washington Press
semejante a la prensa del Correo del Orinoco. La adquirió con un crédito que le concedió la
casa mercantil de Canignnaci y Liccioni, donde editó “Horizontes”, revista
divulgadora de sus relatos, denuncias de los problemas sociales, políticos,
mineros de El Callao, y en la que planteaba reiteradamente la necesidad de
reintegrar el territorio yuruanrense a la jurisdicción político territorial del
Estado.
Cuando el asalto al Correo
del Oro, encabezó la comisión que realizó las pesquisas y capturó a los
delincuentes, entre ellos, a un hacendado de Guasipati, autor intelectual y
material del hecho. Este episodio
escandaloso en la vida bucólica y minera de El Callao, lo llevó a escribir su
novela “Los Piratas de la sabana”, así como otras vivencias de la
selva: “El Muerto de la Carata ”
y “Leyendas del Caroni”,ambientada en cada uno de los pueblos
misioneros, como El Palmar, cuyo patrono San Miguel, talla de madera desde tiempos de
la colonia, presentaba el defecto de una barriga muy pronunciada que al final
resultó ser el botín de un buen caudal de morocotas del que los feligreses se
apropiaron creyendo que se trataba de un milagro cuando el santo patrón cayó al suelo desde un mesón estremecido por
un tumulto en pánico a causa de una invasión de avispas “mata caballos”
guarecidas e inadvertidas en una carabela hallada circunstancialmente por un
labriego y llevada al cura para que dispusiera su entierro.
Además de su paso por Guayana, Celestino
Peraza figura en la historia como
Gobernador de los Estados Guárico y del Táchira (1899) .Secretario
General de la Presidencia
de Castro y Ministro de Fomento aunque después se rebeló contra él hasta ir a
parar al castillo de Puerto Cabello.
Hizo activa vida pública en Falcón y terminó su vida en Villa de Cura,
invidente y arruinado, el 30 de noviembre de 1930, a pesar de haber
usufructuado una de las concesiones mineras más ricas de El Callao. Había Compañías Mineras tan bien gerenciadas, que
en 1888 llegaron a administrar el Presupuesto del Estado con la anuencia total
del Gobernador de turno.