Cuentan que cuando el hacendado Gaspar Hernández decidió asaltar el Correo del Oro, dijo a sus cómplices "A ese Busch le vamos a desembuchar el oro" y en trote aguijoneando su caballo sobre un camino de recuas, animó a así su pandilla con este dicho venido al pelo: "vamos muchachos que el tiempo es oro". Se trataba del primer asalto al Correo del Oro ocurrido el 6 de abril de 1878 en Rancho de Tejas, ente Upata y Guasipati. Los asaltantes encabezados por Hernández, dieron
muerte al conductor del Correo, Frank Busch, pero después de una bien
encaminada pesquisa fue recuperado el dinero consistente en 50 mil pesos contenidos
en cuatro bolsones con abrazaderas de cobre y una caja con 5 mil pesos en
monedas de plata Los autores del crimen
también fueron capturados y liquidados en situaciones distintas.
El segundo asalto se dio 39 años después
cuando Tomás Antonio Bello y Feliciano Muñoz transportaban varias barras para
las Casas Blohm y Casalta. El asalto lo perpetró individualmente Osmundo Pastor
Ortega, quien dio muerte a Bello y a Muñoz con un rifle Winchester, enterró el
oro al pie de un árbol y después emprendió la fuga cruzando a nado el río
Caura. Fue apresado por una comisión y sentenciado a veinte años de prisión que
sufrió en Puerto Cabello. Pero aprovechó la coyuntura de la muerte del dictador
Juan Vicente Gómez para no cumplir la totalidad de la condena. En 1975 falleció
en Caracas dejando una libreta de apuntes en manos de un periodista en la que
se pinta como un personaje que más que victimario fue víctima de la mala
justicia.
El tercer asalto no se dio porque fue debelado en enero de 1917, Había sido planeado en su tránsito habitual de El Callao-San Félix-Ciudad Bolívar. Era conducido entonces por José María Rizo hijo, pero la jefatura civil de San Félix picó adelante y capturó a los comprometidos. El plan preveía incluso someter a las autoridades civiles de San Félix y Barrancas. Pero la policía alertada detuvo a Jesús María Molina, cabecilla de la banda; Luis Vallés, Miguel Cotúa, y Francisco Miquilena cuando se disponían a zarpar desde las bocas de San Rafael de Barrancas.
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