Dada la sorprendente bulla del petróleo que parecía estar en todas
partes, al General Marcelino Torres García, sustituido por el General Vicencio
Pérez Soto, quien trajo del Tocuyo toda su corte, incluyendo al coronel Felipe
Rodríguez, futuro padre de la poeta Mimina Rodríguez Lezama, le dio por comprar hatos y más hatos hasta
reunir unos 14. No pudo llegar al décimo
quinto situado en el camino de La Paragua porque su propietario, un señor de
apellido Vaca, se resistió, pero amigos le aconsejaron al señor Vaca que se “perdiera del mapa”
porque seguro sería hombre muerto, según la regla perversa de los tiempos del
gomezalato. Pues bien, el Señor Vaca se
perdió y se corrió la bola de que lo habían matado y todo el mundo veía mal al
General Torres García, incluyendo a su sucesor el General Vicencio Pérez Soto,
quien patrocinó en el Teatro Bolívar el montaje de un drama titulado “El
Crimen de los morrocoyes”. Todo
el mundo fue a ver la obra y se quedo abismado cuando en el desenlace del drama
apareció el Señor Vaca vivito, coleando y resuelto a recuperar su hato.
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