Nico, hombre
sencillo, de piel oscura, siempre
vestido de pantalón y camisa, confesaba que nunca se puso un traje y
menos corbata, ni siquiera cuando la municipalidad sugirió ponerse sus mejores
atuendos para recibir al Presidente de la República Eleazar López Contreras, ni
en 1939 cuando era obligatorio, según decreto del presidente edilicio Edmundo
Cruz Prieto, que prohibía so pena de ser sancionado con multa de 25 y 50
bolívares o arresto proporcional.
“a partir de las 6 de la tarde, durante los días de labor y durante
todo el día y la noche de los días feriados, circular por las calles, plazas,
paseos, y asistir a los locales de espectáculos públicos, trajeados de
guardacamisa, camisa o en cualquiera otra vestimenta que dañe la moral pública
y afecte la buena compostura propia del vestir”.
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