Si un hombre tiene el cuello sucio es
porque está en conflicto o viene de una guerra.
De cualquier guerra, menos, claro está, de la Segunda Guerra Mundial que
acababa de finalizar, pero que dejaba una secuela terrible de escasez y
sufrimientos como era el caso de la Península coreana dividida entre la Unión
Soviética y los Estados Unidos de Norteamérica, al comienzo por razones
estratégicas para poder ambos países enfrentar a los japoneses y luego, por la
guerra fría y desconfianza mutua de las dos grandes potencias, se hizo
imposible la unificación, por lo que la Península quedó definitiva e irreconciliablemente
escindida en lo que actualmente conocemos como República de Corea del
Norte de signo comunista y Corea del Sur de signo democrático,
bajo el liderazgo de Synmag Rhee como Presidente de la nueva República, apoyado irrestrictamente por los EEUU.
La elección democrática
de Rhee bajo la supervisión de las Naciones Unidas provocó la reacción de Corea
del Norte que en aras de la unificación desató un ataque a gran escala en junio
de 1950 que hizo comenzar la guerra en Corea.
En esa guerra participó Venezuela, cuya Junta Militar de gobierno envió
45 soldados en 1951 pertenecientes al Batallón Bolívar, entre ellos, un
soldado bolivarense de nombre Juan Antonio Arreaza, a quien todos
los días bien temprano veíamos caminar el Paseo Orinoco celebrando haber
regresado dos años después sin ningún rasguño a pesar de que murieron nueve de
ellos en plena batalla.(AF)
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