Luis
Felipe Pérez Flores presidió una sesión solemne de la municipalidad para
recibir al poeta Pablo Neruda y declararlo Huésped de Honor. Luego de la ceremonia los ediles René
Vhalis y Germán Gonzáles Seguías le sugirieron que debía complementar el
homenaje ofreciéndole al ilustre visitante nuestro plato tradicional el
carapacho de tortuga, pues entonces la
captura del quelonio no estaba vedada y abundaban en la playa.
Nada
de esto ocurrió, pero a Pérez Flores se le prendió el bombillo y decidió crear
un Parque con una muestra de los ejemplares de la fauna del Orinoco y dio los primeros pasos comprando 31.242
metros cuadrados de un terreno contiguo a la Casa de San Isidro, por el cual se
pagó 16 mil bolívares recibidos por el entonces Director del Colegio La
Milagrosa, Padre Isaac Meixeira.
Aprovechando
el todavía cristalino morichal que pasaba por los predios cercanos a la antigua
casa colonial donde viviera el Libertador el 1819, Pérez Flores mandó a
construir una laguna artificial y allí sembró los primeros ejemplares: 70
tortugas del Orinoco compradas al Banco Agrícola y Pecuario. La Municipalidad
nunca pagó pues por arte de birlibirloque los pacíficos quelonios desaparecieron
en la temporada de la Semana Santa de 1968.
Los citadinos, cada vez que tenían que referirse al novedoso ensayo del
Presidente edilicio, lo identificaba como el “Tortugario de Pérez Flores”.(AF)
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