El Capitán de aviación,
Charles Boughan, quien vino a Venezuela como piloto de la Línea TACA en 1948
y luego se dedicó a trabajar concesiones mineras obtenidas en las
inmediaciones del la Meseta del Auyantepúi dominando el paisaje de la Laguna
de Canaima, podríamos decir que fue el primero en poner a valer la
zona. Construyó un campamento y pista de
aterrizaje e inició el turismo en esa edénica región, desde Maiquetía cobrando
450 bolívares por persona, incluyendo hospedaje por dos días. Transportando 10 turistas, sufrió un
accidente mortal en Barlovento, montaña
de Capayapa, en su avión YV-C-LBK y sus restos fueron sepultados frente al
Salto Hacha, al lado de su paisano y compañero de aventura, el norteamericano
John Bryan, quien había perecido el año anterior al naufragar su curiara en el
lago. Cuando las autoridades judiciales
salieron a investigar la muerte del norteamericano murieron carbonizadas al
estrellarse la avioneta donde viajaban.
Alberto Minet, constructor de
las primeras chalanas de hierro que cruzaron el Orinoco, era su vecino en la
hoy avenida San Vicente de Paúl y realizó algunas construcciones metálicas para
su campamento. Cuenta Minet que cierto día llevaron al Aeropuerto
unos envigados diseñados por él, para poder subir un Jeep abordo de su avión
DC3 y que él había proyectado llevar de San Pedro de las Bocas a Icabarú. El
Capitán Boughan le previno que debía acompañarlo temprano al día siguiente para
realizar estas operaciones, pero cuando iban a subir al avión, se extrañó de no
ver a su Copiloto, entonces dijo: “no hace falta cambiar de orden de vuelo,
suba, hoy será usted mi Copiloto” y así despegaron sin problemas en el
día naciente con rumbo a la Gran Sabana.
No había transcurrido una hora de vuelo cuando al entrar el avión
en las nubes densas que se acumulan frecuentemente a lo largo de la cadena de
mesetas de la Gran Sabana., vio que el Capitán Boughan se había quedado
dormido. Lo despertó sacudiéndolo y gritándole ¡Capitán! Él se enderezó levantando su brazo izquierdo,
miró el reloj, jaló hacia él el timón del
DC3, mientras el timón gemelo
golpeaba el plexo solar del
improvisado copiloto.
El avión se estremeció al encabritarse violentamente y Minet se
encogió del susto cuando vio a través de la neblina la pared rocosa del
Auyantepui ante una planicie que corría
delante de sus ojos a unos escasos metros.
Después de haber realizado las operaciones previstas en San Pedro
de las Bocas e Icabarú, regresaron. Charles Boughan voló por encima del Avión
de Jimmy Ángel, descendiendo a ras con
el río. Luego lo enrumbó hacia el Cañón del Salto realizando un giro de 90º que llevó el DC-3 a
la pared opuesta, fue cuando arrellanado
en el asiento, Boughan largó
esta expresiva carcajada: “Alberto, ahora si que te asusté” y no era para menos.
Alberto Minet pasó la experiencia pasándose una orquídea por el rostro que le
había comprado a una Pemón.(AF)
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