Evento que hizo
famoso a la doctrina del Nuevo Ideal Nacional
fue la “Semana de la Patria”, manifestación cívica oficial
instaurada según decreto presidencial del
15 de junio de 1953 por el gobierno de Marcos Pérez Jiménez.
Ese decreto disponía que a partir de
ese año, el aniversario de la Independencia de Venezuela, se iniciaría en todo
el territorio nacional una semana antes del 5 de julio, para lo cual el Ejecutivo
Nacional como el de los Estados, Distrito Federal y Territorios Federales
debían elaborar los programas conmemorativos correspondientes.
La motivación era elocuente:
Revalorizar el concepto de Patria,
honrar a los héroes y exaltar los valores de la nacionalidad, pero los
adversarios del gobierno le otorgaban
otra connotación, la de beneplácito o adhesión pública a la política del
régimen.
Lo más importante de la
manifestación oficialista era un desfile que contaba con la participación de
juventudes universitarias, liceístas, escolares, obreros, campesinos,
funcionarios públicos, artistas, intelectuales e integrantes de las Fuerzas
Armadas Nacionales. El desfile de
Caracas que tenía como escenario el
Paseo Los Próceres, servía de patrón a
los del interior del país.
En Ciudad Bolívar se iniciaba en la
avenida 19 de abril y cubría hasta desintegrarse todo el Paseo Orinoco. Figura casi emblemática de aquellos días era
el negro
Tomás Rivilla todo forrado de liquiliqui desde los broches de oro del
cuello hasta los zapatos blancos, aunque muchos por el prejuicio adeco mandaban
a confeccionar el liquiliqui de color gris.
Para los sastres de la ciudad la
Semana de la Patria era como una bendición, pues con notable antelación y como
para un diciembre cualquiera, su trabajo se triplicaba. Los funcionarios, y más los perezjimenistas
connotados del llamado “Nuevo Ideal Nacional”, mandaban a
confeccionar su liquiliqui que sigue siendo a pesar de la transculturación, el
traje típico nacional.
Víctor Inojosa, sastre tradicional
de Ciudad Bolívar, recuerda que en febrero de 1952 cuando colocaron la primera
piedra de Puerto Ordaz y Ciudad Piar,
tuvo, por orden del gobernador Eudoro Sánchez Lanz, que confeccionarle
liquiliqui a varios norteamericanos, entre ellos, a Mr. Hogberg, Presidente de
la OMC. Pero el susto más grande de su
vida lo padeció cuando el Gobernador René Silva Idrogo le envió al periodista Jesús Lozada Rondón,
un gordo de 120 kilos con talla de uno ochenta,
para que le confeccionara cuatro trajes. Entonces, para poder tomarle
las medidas tuvo que montarse en un taburete.
Por aquellos trajes, obviamente,
debió cobrar más de lo corriente que era bastante, pues han sido para él los
gobiernos adecos los mejores porque a
los descendientes de Juan Bimba les encanta mandarse hacer trajes. Durante el primer período de Carlos Andrés
Pérez no se daba abasto y tuvo que habilitar operarias extras.(AF)
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