La arepa nuestra de cada día
En el curso de la gestión del
Gobernador Edgar Vallée Vallée, la producción de maíz en el Estado superó por
primera vez los 100 millones de kilogramos.
Hasta la V División de Selva, al mando del General Víctor Higuera Castellanos,
produjo 54 toneladas de maíz en su grande extensión de tierra ociosa. Pero la buena cosecha de maíz,
particularmente la de San Francisco de
La Paragua y Guarataro, confrontaban problemas de recepción. Para contribuir a buscarle salida, el
Gobernador debió emitir un decreto obligando a los restaurantes a incluir la
tradicional arepa criolla en el menú, muy a pesar del disgusto de los
importadores de harina como Francisco Abolio, disgusto en vano porque el pan lo
consume el criollo para variar porque su alimento base ha sido la arepa desde
los tiempos de los mayas quiché, vale decir, muchos antes de la
llegada de Cristóbal Colón, quien llevó los nuevos granos y de
ellos nacieron las primeras plantas sembradas en Europa. De suerte que aquí, para el Misterioso
Almirante no sólo se hallaba el Paraíso, el Árbol de la vida, sino también el
maíz que gracias a él se conoce en el Viejo Continente y que una vez el
inolvidable Renny Ottolina, en una de sus cabalgatas de televisión, degustó con su elenco artístico
en lo más alto de la Torre Eiffel, transformado en una estupenda
hallaca, símbolo del mestizaje americano. La hallaca, ese plato muy nuestro, al que la
cultura del conquistador agregó otros ingredientes como las especies, pasas,
aceitunas, alcaparras y el vino, que civilizaron su valor alimenticio, que la
refinaron e hicieron digna de una ocasión tan universal como la Natividad
y el Año Nuevo.(AF)
FIN
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