El indio Polar, oriundo de La Goajira.
En
el curso del decenio perezjimenista
apareció en Bolívar un indio de la Goajira venezolana con pinta de piel
roja. Los guayaneses le calzaron el
nombre de “Indio Polar” porque en cualquier evento público se veía
vinculado a la popular cerveza que tiene como emblema el oso blanco de la zona
antártica.
Evidentemente
que el indio magro y alto llamaba la atención no sólo por su estampa indígena
distinta a la del indio guayanés de rasgos asiáticos, sino por el corte de su
indumentaria en la que no faltaba el chaleco de cuero con flecos, collares
sugestivos y un multicolor penacho de plumas.
El indio, además, ejecutaba la guitarra y agigantaba su figura andando
en zancos por las calles de Ciudad
Bolívar, San Félix y Upata.
El
Indio
Polar, atracción de chicos y grandes, practicaba a sotto voce otras experiencias propias de aquel cieguito de “El
Lazarillo de Tormes”, es
decir, conocía muchas formas y maneras de seducir y obtener algún dinero. Decía oraciones para muchos y diversos
efectos. Para mujeres que no parían,
para las que estaban de parto, para las que eran malcasadas a fin de que sus
maridos las quisiesen bien. Pronosticaba
a las preñadas si traían hijo o hija.
Y fingiendo de Chamán hacía diagnóstico de cualquier mal y prescribía: “Haga
esto, procure aquello, esto otro también, coja tal yerba o vaya por cual raíz”. De suerte que tras estas prácticas del
indio andaba todo el mundo, especialmente mujeres hasta el punto de que algún
perverso de la ciudad propuso y metió al indio en un ballet rosado y cuentan
que en lo mejor de la fiesta, alguien gritó: “Corran que ahí viene Mano `e
Goma” Y al indio que además de zancos tenía una
bicicleta, montó en polvorosa y no se le vio más por estos lares.
Mano
´e Goma era un personaje algo siniestro de la temible Seguridad
Nacional, a quien se le atribuían ciertos métodos de tortura para
sacarle confesiones a los presos,
especialmente si eran políticos adecos o comunistas. Una de sus prácticas era la de sacarse su
prótesis de goma y golpear con ella directo a la cabeza o nuca del indiciado. (AF).
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