lunes, 8 de julio de 2013

El primer aparato de cine


El primer aparato de cine llegado a Ciudad Bolívar vino por vía fluvial y sin mucho aspaviento.  Su dueño, un tal Whiteman, lo trajo consigo desde Trinidad como una  insólita novedad que despertó gran curiosidad y muchos comentarios.  Se trataba del “Bioscopio” que nada tenía que ver con el Cinematógrafo de los parisinos Hermanos Lumiere.  Este bioscopio lo habían inventado otros dos hermanos alemanes de apellido Skladanowski el mismo años de 1895.
El Bioscopio de los hermanos Skladanowski consistía en un  doble proyector que utilizaba película transparente perforada, algo distinto al Vitascopìo que Tomás Alba Edison había inventado en los Estados Unidos y el cual fue presentado en el Teatro Baralt de Maracaibo el 28 de enero de 1897 por Manuel Trujillo Durán.
       El Bioscopio traído a Ciudad Bolívar realizó su primera función en los altos del Hotel Bolívar, de Guillermo Eugenio Monch, en la calle Orinoco, la noche del 30 de noviembre de 1900.
Se pasaron dos películas: el “Baile de la Serpentina y la “Destrucción del vapor de guerra Maine”. El Maine era un acorazado norteamericano que estalló en 1898 en el puerto de la Habana y cuya explosión sirvió de pretexto a los Estados Unidos para declarar la guerra a España.
La segunda función, realizada tres días después contó con la presentación de la cantante Julia Acosta y se proyectó una espectacular corrida de toros. El diez de diciembre Whiteman ofreció la función de despedida, para lo cual hubo de contratar el Teatro Bolívar toda vez que el público desbordó el hotel en las noches de las funciones anteriores. Whiteman promocionó su aparato como “El Rey de los Cinematógrafos” que habría dado mejores resultados si hubiera existido en la ciudad una planta eléctrica. Los aparatos debían trabajar con las lámparas de gas acetileno.
       Lo del “Rey de los Cinematógrafos” era porque, además del Cinematógrafo de los Lumiere y el Vitascopio convertido luego en Kinetoscopio, de Edison, existían otros como el Fonocospio, de George Demeny, inventado en 1892 y el Kineopticon, inventado en Inglaterra por Birt Acres, en 1895.
       El cine no volvería a Ciudad Bolívar sino nueve años después cuando ya el cinematógrafo había alcanzado cierta perfección. En 1909 ya funcionaban en Nueva York 10 mil cinematógrafos a los que concurrían tres millones de personas. El consumo diario de películas cinematográficas para todo el mundo era de 300 mil metros equivalentes a cien millones durante  el año. En París todos los barrios tenían cinematógrafos. En Londres el doble que en París y en y Nueva York más que las dos capitales anteriores juntas.
A fines de enero de ese año (1909) llegaron a Ciudad Bolívar los empresarios Ruggiero y D’Alce y proyectaron entre otras películas, La Gallina de los huevos de oro”. En abril se anunció el “Gran Bioscopio Inglés” con el cual se proyectaron el sábado, las películas Triste Juventud. El Hijo Pródigo y El País de los Sueños.
Para entonces el “Teatro Bolívar” disponía de una planta eléctrica instalada por Ramón Enseñat conforme contrato suscrito con el Concejo Municipal, para inaugurar la temporada con una Compañía Japonesa-Americana. El diario local “El Luchador” de la época al referirse a esta novedad dice que “las bombillas son de bastante fuerza para la completa claridad del local, prestando una luz que por su buena distribución no daña la vista, a causa de esa intermitencia que aún no ha logrado la ciencia impedir por completo”.
En julio de 1911 llegó la electricidad a Ciudad Bolívar, pero no fue sino hasta el año siguiente cuando el Teatro Bolívar  aprovechó este servicio que vino a mejorar la situación tanto de los espectáculos artísticos como de un medio de comunicación tan importante como el cine.



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