Los
bolivarenses, ajenos al servicio bancario de nuestros días, acostumbraban
tradicionalmente guardar el dinero en botijas y rústicas cajas fuertes, también
bajo los colchones o confiándolo a casas mercantiles que hacían las veces de
banco como Dalton y Blohm, de manera que cuando el 17 de abril de 1917, se
estableció el Banco Royal of Canadá en Ciudad Bolívar cuya central funcionaba
en Caracas desde el 2 de octubre de 1916 resultó una interesante y curiosa
novedad, dentro del problema que se venía planteando por la forma como se
comerciaba, exportaba y transportaba el oro que se explotaba en las minas de El
Callao.

Gerente de la sucursal de Ciudad
Bolívar fue nombrado H. P. Urich; Contador Cristiano Vicentini, a quien se le
acababa de ahogar su hermano César que era diputado al Congreso, en el
balneario de Macuto; Oscar Monagas, cajero, José Ángel Ruiz y Ramón Iturbe,
oficiales auxiliares de oficina.
Posteriormente se establecieron las
sucursales del Banco de Venezuela en la casa de dos plantas que fue
establecimiento mercantil de los Hermanos Palazzi y del Banco Agrícola y
Pecuario en el inmueble también de dos plantas, propiedad de Manuel Torres
García, entre las calles Bolívar y Dalla Costa.
Estas tres sucursales bancarias
estuvieron durante mucho tiempo cubriendo las necesidades de la economía
bolivarenses, por lo menos, hasta que comenzó la expansión bancaria venezolana
con los siete consorcios privados (Banco de Venezuela, Banco Unión, Banco
Mercantil, Banco Provincial, Banco de Maracaibo, Banco Latino y Banco
Consolidado.
Cabe destacar que en el Banco Royal of Canadá, absorbido después
por el Banco Internacional y éste por el Banco Mercantil, prestó servicio
Alejandro Otero (en la foto), siendo un muchacho, y sin presentir tal vez lo
que sería más tarde: un artista plástico y creador de estructuras metálicas
dinámicas de proyección internacional como la Torre Solar de
Guri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario